El yoga es una una disciplina que practican millones de personas alrededor del mundo y sin embargo, muy pocos conocen su historia. Su origen, su esencia y su tradición hacen que sea más que una simple actividad física.
Orígenes del Yoga
La palabra yoga proviene etimológicamente de la palabra sánscrita ‘jug’ que significa unir, conectar, relacionar.
El objetivo del yoga es generar y fortalecer la conexión entre el ser humano y el universo. Y hacerlo a través de distintas posturas y movimientos del cuerpo, acompañados de una respiración fluida y consciente.
Es una práctica milenaria que ha ido evolucionando y adaptándose a las distintas épocas, pero sin perder ni un ápice de su conexión espiritual.
Según los investigadores las primeras formas de yoga habrían tenido lugar entre el año 10.000 y 5.000 antes de Cristo. Se encontraron estatuas en antiguos emplazamientos que recuerdan a las posturas de los practicantes de yoga o ‘yoguis’.
La civilización en la que se originó el yoga era pacífica, solidaria y comunitaria. Pretendían ‘apropiarse del poder de los Dioses‘ mediante la práctica de ejercicios bastante duros para el cuerpo y los sentidos.
‘Los yoguis tratan de transformase en Dios’.
Con el paso del tiempo estos ejercicios han ido evolucionando y puedes encontrarlos de distintas intensidades.
Todos los tipos de yoga existentes provienen de un texto único llamado Yogasutra. Este texto fue realizado por un sabio Patañjali que aunó de manera profunda en un solo escrito, toda la herencia india del antiguo yoga. Todo lo conocido entre los siglos II y V antes de Cristo.
El Yogasutra está compuesto por 4 capítulos: concentración, práctica, poderes y liberación, y reune 195 sutras o frases cortas que se deben memorizar y que muestran el camino a recorrer y cómo debe ser practicado el yoga para llegar a la liberación.
Fue a partir del S.II después de Cristo cuando este manual empezó a difundirse por otras zonas del mundo gracias a los árabes, griegos, persas e incluso Marco Polo, el famoso explorador italiano.
Se tradujo para ser publicado en Occidente entre los S.XVI-XVIII y los grandes yoguis como Swami Vivekananda, Suderavaja Yyengar y Krisna Patasbhi comenzaron su periplo para explicar al resto del mundo la verdadera naturaleza del yoga.
Se empezaron a abrir cada vez más centros especializados y los gimnasios comenzaron a incluir esta disciplina alcanzando su máximo apogeo a partir de 2011.
En España Ramiro Calle fue el pionero, abriendo su primer centro en Madrid, en el año 1971.
¿Por qué el yoga gana tantos adeptos?
Son tiempos muy convulsos. Física y mentalmente extenuantes en los que urge encontrar un equilibrio.
Puede parecer imposible, pero hay que encontrar los momentos para parar, ir más despacio y respirar profundamente. Tomar perspectiva y alejarse de todo ese ‘ruido’ que interfiere nuestra felicidad y propósito de vida.
El yoga es una disciplina que te va a proporcionar la combinación perfecta para lograr el equilibrio entre tu mente y tu cuerpo:
- Posturas que exigen un control y desarrollo de la flexibilidad y musculatura, que ayuda a mantenerse en forma.
- La práctica de la meditación como vía para alejarse de los vaivenes de la mente y conectarse así con la espiritualidad (contigo misma y con el entorno), única vía para llegar a disfrutar de una vida en libertad.
La práctica del yoga es una solución ideal a los problemas del S.XXI ya que ayuda a controlar los niveles de ansiedad y a mantener el cuerpo saludable y activo.
Lo que el yoga trajo a mi vida
La primera vez que tuve contacto con el yoga fue en el instituto, ¡cuántos años ya!
Eran unas jornadas de puertas abiertas en las que procuraban ampliar nuestro mundo con actividades que se salían un poco de lo convencional. Honestamente, lo primero que pensé es que esto no era para mi, que era demasiado lento, tranquilo y en general muy aburrido.
Mis preferencias entonces se decantaban por algo más movido como el baile o los ejercicios aeróbicos, actividades en donde descargar y desahogar todo mi exceso de energía.
No fue hasta pasados unos años, que se volvió a cruzar en mi vida. Esta vez en forma de recomendación médica en Barcelona y por una dermatitis nerviosa, que me tenía desesperada.
Me recomendaron que tomase clases de yoga y en especial que buscase la variante kundalini.
Ya os podéis imaginar mi excepticismo inicial. Yo había probado ya el hatha yoga y volví a pensar lo mismo que en el instituto, que no iba conmigo para nada, pero me insistieron:
‘Un año de kundalini equivale a 5 de hatha, o incluso a más. Enseguida descubrirás sus enormes beneficios’.
Y así fue.
Estaba viviendo un período de lo más estresante. Trabajaba todo el día como visitadora de formación, y al mismo tiempo iniciaba mi proyecto independiente con Young Living y sus Aceites Esenciales. Y por si fuera poco comenzaba mis estudios universitarios de Medicina Tradicional China, ¡una auténtica locura vamos!
Efectivamente no solo logré canalizar muchísimo mejor mi energía para lograr mis ambiciosos propósitos, sino que me aportó claridad y concentración para estudiar.
Me sentía completamente renovada y con mucha más calma después de cada práctica.
Tal fue el impacto que me causó, que después de un practicándolo, aposté por realizar la formación completa de Instructor en Kundalini, para tener de por vida una herramienta más que junto con los Aceites Esenciales me dotaba de las mejores bases para disfrutar y compartir una vida con mayor presencia, consciencia y bienestar.
Tipos de yoga
Como te contaba al principio de este artículo, todos los tipos o formas de practicar el yoga provienen del mismo texto: el Yoga Vinyasa, el Ashanga, el Iyengar, el Hatha, el Nidra, el Kundalini, etc.
Todo es yoga.
Pero igual que escogemos a nuestros profesores o mentores, también podemos escoger la práctica de yoga que más se adapte a nuestras necesidades y preferencias.
Os comparto algunos ejemplos más conocidos:
- HATHA yoga. De todas las escuelas históricas de yoga, este es el más antiguo. Es también el más conocido y se centra en el aspecto físico. La práctica se focaliza en asanas y pranayama (respiración) en contraposición con otros tipos de yoga que tratan otros aspectos más profundos como el yoga budista o el tantra. Es una modalidad perfecta para aquellos que quieran iniciarse en el yoga.
- KUNDALINI yoga. Además de las posturas y la respiración, este yoga incorpora técnicas de meditación y mantras. Se basa en la repetición de una secuencia y la respiración continua con el fin de poner en movimiento la energía del primer al último chacra (cada uno de los centros de energía del cuerpo humano que rigen las funciones orgánicas, psíquicas y emotivas). Se basa en varios senderos de yoga (no solamente el hatha), teniendo también componentes físicos y espirituales. Es una excelente elección si sufres de altos niveles de estrés.
- Yoga VINYASA. Esta palabra se podría traducir como ‘alinear en una forma concreta’. Derivado del hatha, este tipo de yoga tiene la meta de sincronizar la respiración y el movimiento para crear cierta fluidez. Es una adaptación del ashtanga que lleva practicándose desde los años ochenta y que ha derivado en otras variantes como el power yoga. Este estilo es perfecto para los que quieran fortalecer los músculos y aprender nuevas posturas y una secuencia distinta en cada clase.
- ASHTANGA yoga. La sincronización de la respiración con los movimientos es la base de esta modalidad. Este es posiblemente uno de los estilos más físicos junto con vinyasa, con el que también está muy relacionado. El esfuerzo físico de sus secuencias hace que detoxifique el cuerpo y ayude a la circulación sanguínea y al fortalecimiento del tronco.
- YIN yoga. Esta es una de las variedades más lentas de yoga y pone especial énfasis en las articulaciones del cuerpo y en los tejidos más profundos de la piel. Su aliciente meditativo hace que también pueda ayudar a combatir la ansiedad y el estrés además de incrementar la relajación. Este tipo de yoga también es ideal para principiantes.
- Yoga RESTAURATIVO Aquellos que quieran deshacerse de la tensión pueden probar el yoga restaurativo, que ayudará a la relajación de la musculatura a través de estiramientos creados por el yogui Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar. En este tipo de yoga, existen las modalidades pasiva y activa, siendo la primera para posturas estáticas en las que se hace uso de distintos accesorios como bloques, cintas, etc. Es muy beneficioso para personas en proceso de rehabilitación física y también puede resultar útil para mujeres embarazadas.
- ACROYOGA. En esta disciplina popularizada en los últimos años gracias a las redes sociales, la focalización está en el equilibrio y la concentración. Las posturas y acrobacias se deben practicar en pareja, y es una gran manera de fomentar el trabajo en equipo y de mejorar la fortaleza del cuerpo y el equilibrio.
Yoga y Aceites Esenciales
Los orígenes del yoga y el uso de plantas aromáticas coinciden en su aparición en la historia de la humanidad.
Hablamos del año 8000 antes de Cristo, cuando se quemaban maderas, resinas y raíces para cuidar el cuerpo y la mente y también con fines espirituales al creer que el humo que emanaban era capaz de llevar tus más profundos deseos a los dioses.
El utilizarlos conjuntamente amplifica los efectos de ambas, potenciando un desarrollo personal más saludable en las diferentes áreas de tu vida.
Al igual que el yoga, el uso de Aceites Esenciales y su aroma ayuda a promover sentimientos de tranquilidad y paz. Ayudan en la gestión de las emociones, aportando mayor capacidad de concentración y un bienestar general.
Ya seas una yogui nueva o experimentada, imagino que sabrás que la respiración es fuente de oxígeno y vida.
Y los Aceites Esenciales promueven una respiración más profunda, serena y despejada.
PRANAYAMAS (respiración): Las mezclas de aceites o sinergias RC y Breath Again de Young Living son mezclas terrosas y refrescantes que aclaran la cabeza y acompañan una respiración amplia y tranquila. Puedes inhalarlos o aplicarlos en pecho y garganta.
MÚSCULOS Y HUESOS: Los aceites esenciales de menta, copaiba y las mezclas de Panaway y Cool Azul, te aportarán un alivio antes, durante y después de la actividad física.
Aceites Esenciales en tu sala de yoga
Antiguamente se usaban los palitos de incienso para aromatizar el entorno.
Han sido siempre una forma muy fácil y accesible de hacerlo. El problema es que cada vez llevan más componentes tóxicos, por lo que si los usas sin garantías de calidad a la larga, te sentirás peor de lo que estabas.
Actualmente cada vez son más los centros que utilizan difusores para expandir y acondicionar sus salas. Con ello aprovechan y facilitan una buena práctica con todos los beneficios naturales de los Aceites Esenciales.
Puedes elegir aromas cítricos como el limón, naranja o el romero que resultan vigorizantes, o la mezcla Clarity si buscas favorecer la concentración.
Si por el contrario buscas la relajación, el Aceite Esencial de lavanda o las mezclas Stressaway, Paz y Calma resultan ideales para una maravillosa sensación de calma sobre todo una vez finalizada la práctica.
A la hora de la meditación, una de los componentes fundamentales del yoga, resultan ideales los Aceites Esenciales como el incienso y sándalo que ayudan a una mejor conexión con el maestro interior y la divinidad. El cedro, fomentará el arraigo (‘unas buenas raíces en la Tierra’) al mismo tiempo que el sentimiento de ‘unión con el cielo’.
La práctica del yoga no es solo posiciones y movimientos.
Es una experiencia y una herramienta para vivir en la unidad y la trascendencia.
Si quieres aprovecharla y extraer de ella los mayores beneficios, los Aceites Esenciales te ayudarán a facilitar tu camino, actuando como una llave maestra de cada una de tus potencialidades.
Lleva tu práctica de yoga al siguiente nivel y súmate al bienestar natural de Shambala Esenciales.